domingo, 22 de enero de 2017

Trabajo social realizado por Elizabeth Benítez de Alarcón, al frente del DIF Municipal de Acayucan, no se olvida

*** En las comunidades y colonias añoran el programa: “Un Día en Tu Comunidad” *** La gente no tenía que ir al DIF, pues éste iba a las puertas de sus casas ***  Tenían hasta una clínica de displasia para detectar el virus del papiloma humano *** En el centro de rehabilitación llegaban en sillas de ruedas y tras las terapias salían caminando *** Hubo muchos talleres, gestión y un valioso equipo humano.
(Primera parte) 
Acayucan.- 
A un poco más de trece años, el trabajo que realizó la señora Elizabeth Benítez de Alarcón, al frente del DIF Municipal, no se olvida. El recuerdo está en toda esa gente a la que de alguna manera le prestó un servicio. En las colonias y comunidades añoran ese programa de “Un Día en Tu Comunidad”. Les ahorraban a las personas tiempo y dinero porque las visitaban a las puertas de sus casas.
En entrevista a la Trus. Elizabeth Benítez de Alarcón, sobre si después de trece años, Acayucan todavía recuerda su gran labor social que realizó al frente del DIF Municipal y nos contestó:
“Los recuerdos del DIF Municipal del 2001 al 2014 no ha muerto en la gente, cada vez que visito comunidades y colonias, muchos recuerdan el trabajo que se realizó en el DIF Municipal principalmente el programa “Un Día en Tu Comunidad”, en donde nos íbamos con todo el equipo del DIF, todo un día a la comunidad, le dábamos un servicio completo a la gente, eso les ha gustado mucho y es un recuerdo que siempre está presente”.
Le dicen en ocasiones: “Doctora cómo nos acordamos cuando venía usted con su equipo de trabajo”, porque agrega que muchas personas desconocían todos los servicios que prestaba el DIF Municipal, “sin embargo nosotros no esperábamos que fueran al DIF Municipal sino que el DIF iba a buscarlos a la comunidad para saber los problemas que ellos tenían y ver de qué manera se les podía apoyar, además también visitábamos a la gente de escasos recursos que a veces era difícil que se trasladaran al DIF por ejemplo para componerse una muela, para un papanicolaou, a ver a la licenciada procuradora de la defensa del menor o a otras cosas”.
— De los servicios importantes que se dieron en el DIF Municipal de esa época ¿Cuáles recuerda?
— Me dio mucho gusto haber abierto la clínica de displasia en el DIF Municipal, fue una clínica que mi esposo el doctor Joel Alarcón, siendo presidente municipal, me ayudó a remodelar una parte de las instalaciones de la institución en donde se hacían las  colposcopías y se hacía la detección temprana del cáncer servicouterino que es una patología muy importante en la mujer, se pagaban unas cuotas muy bajitas y el doctor que estaba a cargo en ese tiempo, el doctor Eduardo Casillas Nieva, especialista, me ayudaba mucho en que se operaran las pacientes a muy bajo costo cuando se encontraba un virus del papiloma humano por ejemplo o algunas segregaciones glandulares que son las úlceras en el cuello de la matriz. El doctor las operaba. El virus del papiloma cuando la paciente no se trata a tiempo pues puede ser un cáncer muy seguro en un futuro y a través de ese programa que hicimos permanentemente en el DIF Municipal, se logró que muchísimas mujeres se salvaran de tener problemas de cáncer en el cuello de la matriz, ese fue uno de los trabajos importantes y satisfactorio que se logró hacer en el DIF Municipal.
— ¿Qué otro servicio importante?
— La clínica de rehabilitación. Se mandó a capacitar al doctor Alfredo Ordóñez López que hizo un buen trabajo también en el DIF Municipal. Bajamos recursos a través del DIF estatal  y Nacional, de donde nos mandaron aparatos para poder dar terapia a la gente de bajos recursos económicos que no podían asistir a otros lados. Mucha gente llegaba en sillas de ruedas, no podía caminar, no podían hacer muchas cosas, sin embargo, después de las terapias, los pacientes podían trasladarse fácilmente de un lugar a otro por su propio pie.
— El DIF municipal que presidió abrió muchos talleres ¿cítenos algunos?
— Teníamos permanentemente talleres de costura, había en existencia muchas máquinas de coser, las mujeres asistían a tomar su taller de corte y confección diariamente, teníamos dos maestras, una en la mañana y otra en la tarde, asistían sobre todo madres solteras, o mujeres que tenían a sus esposos enfermos y no podían trabajar, hubo talleres de repostería, gelatina artística, soya, cocina, bordado, fomi, bordado con listón, cultora de belleza. El DIF tenía una afluencia importante de gente que iba diariamente a tomar los talleres, en las mañanas y en las tardes. Las personas de la tercera edad iban a hacer ejercicios y a practicar cachibol todos los días.
— Aparte de las instalaciones del DIF municipal, ¿En dónde más se llevaron a cabo los talleres?
— Los talleres se ampliaron a todas las comunidades cuando se hacían clausuras de talleres nos íbamos de comunidad en comunidad porque teníamos talleres en cada una de ellas para que la gente del área rural que no podía asistir a las instalaciones del DIF municipal, que no podía gastar en pasaje diario, pudieran tener la oportunidad de que les lleváramos los talleres hasta su población, quienes participaron actualmente trabajan manteniendo a su familia con los conocimientos que adquirieron, precisamente, en esos talleres.
— ¿Cómo le hacía la doctora Elizabeth Benítez para conseguir tantas despensas para poder entregar en las colonias y comunidades a familias vulnerables?
— Bueno, cuando yo legué al DIF municipal había una cantidad de despensas raquítica; con todo el equipo de trabajo realizamos estudios socioeconómicos en las comunidades y colonias y nos dimos cuenta que hacían falta, por lo que su servidora empezó a hacer gestiones a Xalapa y a México, tocar puertas allá arriba para que nos apoyaran con el programa de despensa. Llevamos censos de las comunidades para que ellos vieran cuanta gente la necesitaba, hubo un tiempo en que el doctor Joel me estaba apoyando desde el Ayuntamiento y compraba más despensa. . . . Pero no nos daban fácilmente, teníamos que demostrar que en verdad el municipio las necesitaba, que teníamos zonas marginadas y para eso se hizo, a través de trabajo social, estudios socioeconómicos.
Agregó: “En ese entonces tuve la fortuna que allá en el DIF nacional estaba la señora Ana Teresa Aranda y en el estatal la señora Cristiani Magnani de Alemán, ambas me ayudaron al aumentarme la dotación de despensas, las que se pagan con cuotas muy bajas y en algunos lugares no se pedía cuota de recuperación porque la gente era muy pobre, había comunidades que se les regalaba las despensas, eran totalmente gratuitas”.
Con palabras seguras, sin titubeos, recuerda: “Me moví mucho a nivel nacional, fui muy inquieta en ese sentido, me gustaba gestionar, no me limitaba al DIF estatal y al nacional. Tuve mucho apoyo de Hacienda para la celebración del Día del Niño, Día de la Madre, de los abuelitos. Me daba muchas cosas para esos eventos”.
“Estar en el DIF municipal no es para quedarse sentada, hay que caminar, hay que pedalearle y trabajar mucho, tuve afortunadamente un grupo de mujeres que me ayudaron mucho en el DIF Municipal, teníamos en ellas el apoyo, el comité de damas voluntarias, integrado por mujeres muy altruistas que se movían, hacíamos eventos grandes como desfiles de moda, rifábamos muchas cosas, ellas me ayudaban haciendo los eventos, nos poníamos de acuerdo, el comité de damas voluntarias manejaba los recursos y me los daban cuando los necesitaba para adquirir apoyos para la gente, ese equipo de mujeres trabajó arduamente, con muchas ganas y me ayudaron a sacar al DIF adelante, les estoy muy agradecida porque el trabajo que se hizo conjuntamente, con todo el equipo del DIF municipal, me ayudaron a sacar muchas cosas adelante”, aseguró.

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